top of page
tml wix banner.png

RESUMEN | La oscuridad de los colores de Martín Blasco | RESUMEN POR CAPÍTULO

Writer: todomenosleertodomenosleer

Updated: Mar 5


Si necesitás el ANÁLISIS DE LA NOVELA ---> Click ACÁ


A continuación les dejo el resumen de la novela La oscuridad de los colores de Martín Blasco, hecho por mí.


El libro narra dos historias que se intercalan: 

Una comienza en el año 1885, con el secuestro de cinco hijos de inmigrantes. Accedemos a ella mediante las entradas en el diario de J. F. Andrew, por lo tanto está narrada en primera persona por un narrador protagonista. En ella encontraremos la historia de los cinco niños secuestrados y de su destino.

La segunda historia cuenta lo que le sucede a Alejandro Berg, un joven periodista que en el año 1910 investiga los secuestros sucedidos hace más de dos décadas atrás. Está narrada en tercera persona, por un narrador omnisciente. 


Si querés saber más acerca de estos tipos de narradores ---> Click ACÁ




Capítulo 1: Diario de J. F. Andrew 28 de febrero, 1885

Andrew se muda con su personal a una casa reformada en una zona poco habitada. Marie, una enfermera que estará a cargo de la salud de los niños; Joseph, un fiel ex marinero; y Brian y Felix, crueles discípulos que harán lo que él les pida. Andrew trabaja a la par de los demás porque todo tiene que estar listo para dentro de dos semanas, lo más importante es conseguir a los niños.


Capítulo 2: De eso se trata el trabajo

Alejandro es periodista y vive con su padre. Es el año 1910 y camino a su trabajo en el diario ‘La prensa’, piensa en cosas triviales como por qué hay menos mujeres en la calle o por qué las naciones se regalan monumentos y fuentes.

Cuando llega al trabajo, le indican que un hombre lo espera en la redacción. Omar Annuar se presenta y le pide hablar en privado. Le cuenta que su hija había sido secuestrada pero que después de veinticinco años ha regresado. Cuando Alejandro pregunta dónde estuvo todo ese tiempo, el hombre le responde que ése sería su trabajo, averiguarlo.


Capítulo 3: Diario de J. F. Andrew 4 de abril, 1885

Andrew dice que mañana es el gran día. Sabe que si algo malo sucede y los atrapan, nadie lo delatará porque sus ayudantes son fieles.


Capítulo 4: Los Annuar

Alejandro va a la casa de los Annuar, que son inmigrantes del Líbano. No sabe bien qué hace allí pero la idea de un trabajo y dinero extra le suena bien. 

Omar le cuenta que hace dos semanas, su hija Amira simplemente se presentó en su casa luego de 25 años. Que no la reconocieron, pero que la madre luego de observarla descubrió señas particulares como un lunar o la mancha de nacimiento que recordaba. Alejandro pregunta cómo fue el secuestro y los Annuar le cuentan  que en 1885, cuando vivían en un conventillo alguien la robó de su cuna a la noche. Que hicieron la denuncia pero que la policía no se ocupó mucho; y que luego se enteraron de que esa noche también habían desaparecido otros niños en casas cercanas. Omar agrega que Amira no recuerda nada de su vida y que por eso quieren contratar a Alejandro, para que consiga información. Confían en él porque es ‘uno de ellos’ es decir, un hijo de inmigrantes. Alejandro acepta y pide hablar con Amira.


Capítulo 5: Diario de J. F. Andrew 15 de abril, 1885

Andrew cuenta que ha sido un éxito. Que los cinco niños se encuentran en la casa y que por ahora permanecerán juntos. No siente arrepentimiento ni temor, está emocionado.


Capítulo 6: Amira

Amira está en su cuarto, vestida de blanco, sentada y mirando por la ventana. Alejandro piensa que es una mujer hermosa. Ella le dice que soñó con él la noche anterior y Alejandro se presenta y le dice que viene a averiguar qué pasó con ella. Le pregunta qué recuerda y Amira dice que recuerda blanco, todo blanco. Alejandro intenta preguntarle por una muñeca pero ella no sabe ni lo que es un juguete. Tampoco sabe en qué país están. Antes de que Alejandro se retire, ella le pide que la ayude a entender.


Capítulo 7: Diario de J. F. Andrew 15 de mayo, 1885

Andrew dice que su objetivo con el experimento es cambiar el mundo. Agrega que entre las paredes de su casa crecerá la humanidad del mañana.


Capítulo 8: Una madre

Alejandro consigue el informe policial de los secuestros y encuentra coincidencias: todos los secuestrados vivían en conventillos y en un radio de un par de kilómetros. El informe indica que no hubo actos de violencia ni robos y que las familias eran de inmigrantes recién llegados, sin conexiones en el país.  Nota que cada niño pertenecía a una colectividad diferente y hace una lista con los nombres y direcciones de sus padres, entre las que se encuentran Omar y Zainab, padres de Amira.

Luego, comienza su investigación visitando los conventillos donde vivían las familias. En el primero, donde vivían los López, los vecinos muestran incomodidad debido al clima de sospecha hacia los inmigrantes tras un atentado anarquista. Sin embargo, Alejandro logra ganarse su confianza y descubre que los López se mudaron años después de la desaparición de su hijo, pero no se sabe a dónde.


Luego, Alejandro visita a Elma Manino, madre de Dante, otro de los niños desaparecidos. Elma lo recibe en su humilde hogar y le cuenta detalles de la noche de la desaparición, que coinciden con lo narrado por Omar. Aunque Alejandro no trae noticias sobre su hijo, Elma le pide que la mantenga informada si descubre algo nuevo. La conversación no arroja información adicional, pero Alejandro continúa su investigación.


Capítulo 9: Diario de J. F. Andrew 2 de julio, 1885

Andrew escribe en su diario que cada niño involucrado en su experimento está instalado en su lugar correspondiente. Decide asignarles un color para identificarlos, en lugar de usar nombres sin significado o referirse a ellos como "sujeto experimental". Así, la niña árabe es llamada Azul; el español, Verde; el italiano, Blanco; el francés, Negro; y el ruso, Marrón. Andrew explica que el niño francés, al que llama Negro, tiene la peor parte en el experimento debido a su tamaño y fortaleza, lo que podría hacerlo más resistente. Menciona que la violencia es una parte inherente de la naturaleza humana, aunque se intente ocultarla, y que en el caso de Negro, esta violencia se expresará libremente y alcanzará su máximo potencial.


Capítulo 10: Los Authier

Alejandro continúa su investigación visitando a las familias de los niños desaparecidos. Primero busca a los Chernovich, una familia de inmigrantes rusos, en la calle México, pero no los encuentra. Los vecinos le informan que los Chernovich abandonaron Buenos Aires años después de la desaparición de su hijo Dimitri, y no saben si regresaron a Rusia o se mudaron a otra ciudad. Esto hace que los Chernovich queden fuera de su investigación.


Luego, Alejandro se dirige a la casa de la familia Authier, de origen francés, padres de Demien. Al llegar, una mujer mayor lo atiende y cierra la puerta sin querer hablar. Alejandro insiste y esta vez es atendido por el padre de Demien. El hombre se muestra reacio a hablar, pero Alejandro le explica que está investigando las desapariciones de los niños ocurridas hace veinticinco años. El señor Authier pregunta por qué ahora, después de tanto tiempo, y pregunta si "ese otro niño ha vuelto". Alejandro deduce que el hijo de Authier también ha regresado, y pide hablar con él pero el hombre responde con amargura que eso será difícil.


Capítulo 11: Diario de J. F. Andrew 29 de julio, 1885

Andrew escribe en su diario sobre el sujeto experimental tres, la niña árabe a la que llama Azul. Azul descansa en una habitación completamente blanca, donde se espera que pase la mayor parte de su vida. Andrew planea usar diferentes drogas en ella, ya que se sospecha que estas pueden incrementar la conciencia humana. Menciona que en las culturas aborígenes, los chamanes usan drogas para alcanzar estados elevados de percepción, y se pregunta si el hombre moderno podría aprender algo de estas prácticas. Andrew se plantea si es posible la clarividencia y si el ser humano tiene capacidades mentales aún no exploradas.


Además, Andrew planea que Azul reciba una educación normal, aprendiendo a hablar, leer y escribir, a pesar de las circunstancias especiales en las que vive. Marie será la encargada de administrarle las drogas y asegurarse de que su cuerpo las tolere.


Capítulo 12: Demien

Alejandro es llevado a un cuarto en el fondo de la casa de los Authier, donde se encuentra Demien. El cuarto está ordenado y tiene una cama, una silla y un pequeño escritorio. Demien está sentado en el suelo con las piernas cruzadas, y se nota que es grande y fuerte. Los Authier explican que Demien apareció en la puerta de su casa sin previo aviso, al igual que Amira, y que al principio no lo reconocieron porque no hablaba. Finalmente, Charlotte, su madre, lo identificó como su hijo desaparecido.


Alejandro intenta comunicarse con Demien, pero este no responde con palabras, solo emite sonidos guturales. Alejandro le ofrece papel y lápiz, pero Demien no parece entender cómo usarlos. Alejandro sale del cuarto y habla con los Authier, quienes le dicen que Demien lleva más de dos semanas en la casa y que no se comunica ni hace nada más que comer. La madre de Demien llora, preguntándose qué le hicieron a su hijo, mientras su esposo también intenta contener las lágrimas. Alejandro no sabe qué decir ante la situación.


Capítulo 13: Diario de J. F. Andrew 4 de agosto, 1885

Andrew escribe en su diario sobre los cinco niños que forman parte de su experimento, cada uno identificado con un color. Negro será expuesto constantemente a la violencia, convirtiéndola en parte de su vida. Azul será sometida a un viaje espiritual mediante el uso de drogas, buscando explorar capacidades mentales superiores. Verde recibirá una educación excepcional, con el objetivo de convertirse en una mente brillante. Marrón, el niño ruso, es criado en un galpón junto a cinco perros, donde se le trata como un animal más, sin contacto humano, para ver si descubre su humanidad por sí mismo. Finalmente, Blanco, el niño italiano, será criado de manera normal en un departamento en el centro, con una nodriza y visitas diarias de Andrew, sirviendo como referencia para comparar el desarrollo de los otros niños. Blanco representa la normalidad en el experimento.


Capítulo 14: Hermanos

Alejandro despierta después de un sueño en el que aparecen Amira, una casa de su infancia y un mono que llora. Al despertar, se da cuenta de que no puede dejar de pensar en Amira. Decide visitar a Omar y Zainab, los padres de Amira, para informarles sobre los avances en su investigación. Les cuenta sobre su visita a las otras familias afectadas y su encuentro con Demien, otro niño desaparecido que regresó en condiciones similares a las de Amira. Omar expresa su preocupación por lo que les hicieron a los niños, y Alejandro sugiere pasar más tiempo con Amira para observar su comportamiento y encontrar pistas.


Alejandro propone llevar a Amira de paseo al zoológico de Palermo. Omar y Zainab aceptan, y Alejandro y Amira toman un tranvía hacia allí. Durante el viaje, Amira observa todo con fascinación, como si fuera la primera vez que ve la ciudad. Al llegar, caminan por la Avenida Sarmiento, muy concurrida por ser domingo, y visitan el Jardín Botánico. Allí, Alejandro le explica detalles sobre las plantas y los árboles, como el ombú y el palo borracho. Amira muestra un interés especial por el ombú, acariciando sus raíces y expresando que le parece hermoso, como un sueño. 


Luego, visitan el zoológico, donde Amira se muestra entusiasmada por los animales, acercándose a las jaulas y observándolos con fascinación. Alejandro nota que Amira parece conocer los nombres de los animales, aunque no recuerda haberlos visto antes. Ella menciona que cree haber soñado con ellos. Alejandro intenta indagar más sobre sus recuerdos, pero Amira no proporciona mucha información. En un momento, Amira expresa una opinión peculiar sobre los animales enjaulados, sugiriendo que al menos ellos saben que están encerrados, a diferencia de los humanos, que se creen libres. Alejandro toma nota de sus comentarios.


Más tarde, una mariposa se posa en el pelo de Amira, y ella interactúa con ella de manera tranquila, como si tuviera una conexión especial con el insecto. La mariposa se mueve desde su pelo hasta su brazo y luego a su mano, mientras Amira la observa con una sonrisa. Finalmente, la mariposa se posa brevemente en su nariz antes de volar lejos. Amira menciona que recuerda una mariposa de alas blancas con la que jugaba en el pasado, pero no puede recordar más detalles. Alejandro se pregunta si estos recuerdos fragmentados pueden ayudarle a entender el pasado de Amira.


En el tranvía de regreso, Amira observa a dos niños que juegan y los señala, diciendo "Hermanos" con una sonrisa. Alejandro se queda reflexionando sobre lo ocurrido durante el día, preguntándose si estos detalles pueden ayudarle. Aunque no obtiene respuestas claras, siente que cada interacción con Amira le proporciona pistas sobre su misteriosa historia.


Capítulo 15: Diario de J. F. Andrew 5 de agosto, 1885

Andrew escribe en su diario sobre el tiempo que dedica a cada uno de los niños involucrados en su experimento. A Negro lo visita en su oscuro cuarto, donde el niño solo llora. Andrew no le habla ni permite que nadie lo haga, esperando que crezca un poco más antes de comenzar con la parte importante de su crianza. Marrón, el niño criado con perros, se lleva bien con ellos y duerme entre los animales cuando hace frío, lo que Andrew atribuye a la bondad natural de los perros y no a una característica especial en Marrón. Marrón está gateando, y aunque Andrew reconoce que es normal en niños de su edad, le gusta pensar que es porque está asumiendo su condición de perro.


Azul, la niña árabe, está bajo el cuidado de Marie, y Andrew la visita por las tardes para hablar con ella. Por ahora, Azul es una niña regordeta y común, aunque tiene dificultades para concentrarse debido a las drogas que se le administran. Verde, el niño destinado a recibir una educación excepcional, tiene una mirada curiosa y muestra señales de inteligencia, como caminar bien y hablar bastante. Su vocabulario crece rápidamente. Blanco, el niño criado de manera normal, es visitado por Andrew con menos frecuencia, pero su nodriza informa que avanza bien.


Andrew menciona que Verde y Azul han comenzado a decir sus primeras palabras: Verde dice "caca" y Azul dice "papá". Andrew intenta estimularlos para que lo imiten, notando que Verde aprende rápidamente, mientras que a Azul le cuesta más debido a las drogas. Marrón y Negro no han dicho ninguna palabra, y Andrew no tiene intención de enseñarles a hablar. En el caso de Marrón, porque no lo necesita para su vida "perruna", y en el caso de Negro, porque Andrew cree que el lenguaje suaviza los instintos y quiere ver cómo evoluciona sin esa influencia.


Capítulo 16: El Dr. Landore

Alejandro regresa a su escritorio en la redacción de La Prensa y lo encuentra desordenado, lleno de papeles y correspondencia. Allí encuentra una invitación a una conferencia sobre hipnosis impartida por el Dr. Máximo Landore, un especialista en esta técnica médica que ha tratado a pacientes con pérdida de memoria. Intrigado por la posibilidad de que la hipnosis pueda ayudarle en su investigación sobre Amira, decide asistir a la conferencia ese mismo día.


Al llegar a la sala donde se realiza la conferencia, Alejandro se sienta entre el público. El Dr. Landore aparece vestido de negro, con un aspecto algo desaliñado, y comienza su charla explicando los orígenes de la hipnosis. Landore admite que la hipnosis es una ciencia en pañales y que no hay consenso sobre su efectividad, pero sugiere que podría ser útil en algunos casos.


Para demostrar la hipnosis, Landore pide un voluntario del público. Alejandro, aunque normalmente no se ofrecería, decide participar, pensando que podría ser útil para su investigación. Landore lo hipnotiza utilizando un reloj de bolsillo como péndulo, guiándolo a través de una serie de instrucciones para relajarse y entrar en un estado de trance. Alejandro sigue las indicaciones y, bajo hipnosis, comienza a revivir un recuerdo de su infancia: está en el patio de su casa, persiguiendo a su padre quien juega a esconderse con él. Alejandro, asustado, llama a su padre, quien usa un bastón de plata que hace un sonido característico al golpear el suelo. El recuerdo es vívido y emocional, y Alejandro revive el miedo que sentía de niño al no encontrar a su padre.


Cuando despierta, Alejandro se da cuenta de que ha estado de pie, llamando a su padre en voz alta, lo que provoca risas entre el público. Aunque se siente avergonzado, también se da cuenta de que la hipnosis ha funcionado: ha recuperado un recuerdo olvidado de su infancia. Landore lo mira con timidez, como disculpándose por el mal rato, pero Alejandro le sonríe, reconociendo que la hipnosis es efectiva y que podría ser una herramienta útil en su investigación.


Capítulo 17: Diario de J. F. Andrew 23 de marzo, 1887

Andrew escribe en su diario sobre el delicado equilibrio que debe mantener en su relación con los niños que forman parte de su experimento. Por un lado, intenta verlos como sujetos experimentales, con la frialdad de un científico que observa un objeto de estudio. Por otro lado, reconoce que estos niños son más valiosos para él que un hijo para su madre, ya que no está criando niños comunes, sino algo más puro y trascendente: una nueva humanidad que se conoce mejor a sí misma y no teme explotar todo su potencial.


Andrew recuerda la noche en que los niños fueron traídos y los vio jugando en la alfombra por primera vez. En ese momento, se dijo a sí mismo que esos niños ya estaban muertos, y desde entonces repite esa idea todos los días para no verlos como personas ni desarrollar afecto hacia ellos. Piensa que murieron a causa de alguna enfermedad relacionada con la pobreza en los conventillos de donde fueron sacados. Sin embargo, confiesa que los quiere casi como si fueran sus hijos, ya que son su obra y el fruto de su pasión por el conocimiento. Este conflicto entre la frialdad científica y el afecto personal es una lucha constante para Andrew.


Capítulo 18: Los muertos

Alejandro observa a su padre, quien intenta limpiar una mancha de salsa en su camisa, y reflexiona sobre cómo ha envejecido. Aunque su padre alguna vez tuvo un porte imponente, ahora es un anciano frágil. Alejandro sale de casa y se dirige al hotel donde se aloja el Dr. Máximo Landore. Tras obtener el número de habitación del conserje, Alejandro toca a la puerta de Landore, quien lo recibe con un aspecto aún más desaliñado que durante la conferencia.


Landore, aunque inicialmente desconfiado, permite que Alejandro entre en su habitación, que está llena de libros, papeles y una guitarra en un rincón. Le explica que está en Buenos Aires porque cree que la ciudad representa el futuro, debido a la mezcla de culturas y razas que ocurre allí. Alejandro, aunque un tanto incómodo con la actitud de Landore, le explica el motivo de su visita: necesita que hipnotice a Amira, una joven que ha regresado después de desaparecer hace años y que sufre de pérdida de memoria. Alejandro describe a Amira y su comportamiento, pero omite mencionar a Demien, otro niño desaparecido que también ha regresado.


Landore, sin conocer a Amira, sugiere que podría estar mintiendo sobre su pérdida de memoria, lo que molesta a Alejandro. A pesar de esto, Landore expresa interés en conocerla y ofrece hipnotizarla para ver si puede recuperar algún recuerdo, aunque advierte que no tiene muchas esperanzas en los resultados. Alejandro, aunque inicialmente considera retirarse, decide seguir adelante, reconociendo que ha perdido objetividad debido a la simpatía que siente por Amira.


Finalmente, Alejandro acuerda con Landore que llevará a Amira en una próxima visita, a pesar de que el hipnotizador sigue insistiendo en que cree que ella está mintiendo.


Capítulo 19: Diario de J. F. Andrew 20 de febrero, 1888

Andrew escribe en su diario sobre los niños que forman parte de su experimento. Observa que ninguno de ellos tiene idea de lo que significa la muerte, ya que nunca han salido de sus habitaciones ni han tenido contacto con otros seres vivos, excepto con las personas que los cuidan. Andrew se pregunta si la idea de la muerte no es natural para el ser humano, dado que los niños parecen ver las cosas como eternas e inamovibles.


Andrew nota un marcado decaimiento en el ánimo de Azul, la niña árabe, quien se ve triste. Aunque inicialmente creía que los niños no extrañarían el contacto con el exterior, ahora piensa que sí lo hacen. Marrón, el niño criado con perros, parece contento, asimilando el carácter despreocupado de los animales. Negro, por otro lado, se muestra triste y asustado, llorando con frecuencia. Verde, el niño destinado a recibir una educación excepcional, es algo melancólico y ha comenzado a cuestionar su encierro, aunque acepta las explicaciones de Andrew sin discutir. Blanco, el niño criado de manera normal, parece más feliz que los demás, lo cual Andrew atribuye a que no ha sido sometido a las mismas pruebas difíciles que los otros.


Azul es la que más preocupa a Andrew debido a su tristeza. Para animarla, decide regalarle una mariposa blanca, el primer ser vivo con el que Azul tiene contacto. La mariposa revolotea por la habitación, y Azul muestra una gran alegría, persiguiéndola y jugando con ella. Andrew se sorprende al ver que Azul no mata a la mariposa, sino que la cuida con delicadeza. Sin embargo, cuando la mariposa deja de moverse y se queda quieta en un rincón, Azul no entiende por qué no vuelve a volar y pasa horas observándola en silencio. Finalmente, cuando Azul se duerme, Andrew saca la mariposa de la habitación.


Capítulo 20: Los Chernovich

Alejandro llega a un descampado donde encuentra a los Chernovich, una familia que se mudó al campo después de que su hijo Dimitri regresara tras 25 años de desaparecido. El padre de Dimitri, con una expresión dura y fría, se interpone en el camino de Alejandro, advirtiéndole que no se llevarán a su hijo de nuevo. Alejandro explica que no está allí para llevarse a Dimitri, sino para ayudar. El padre, con un cuchillo colgando de su cinto, muestra desconfianza y resentimiento, mientras que la madre, con voz firme pero llorando, expresa su dolor por el estado en que ha regresado su hijo.


Los Chernovich habían vivido en un conventillo en la calle México hasta que Dimitri apareció desnudo en su puerta, con un cartel con su nombre colgando del cuello. Temiendo que alguien viniera a buscarlo, decidieron mudarse al campo para evitar llamar la atención. Dimitri no puede hablar y se niega a vestirse, lo que ha sumido a la familia en una profunda tristeza y confusión.


Alejandro insiste en ver a Dimitri, y los padres, tras un momento de vacilación, lo llevan a un corral oscuro y maloliente. Allí, Alejandro ve a Dimitri, quien se mueve en cuatro patas como un animal. La escena es desoladora, y Alejandro se da cuenta de que Dimitri ha regresado en un estado completamente alterado, lo que ha dejado a sus padres consternados y sin respuestas.


Capítulo 21: Diario de J. F. Andrew 30 de julio, 1889

Andrew escribe en su diario sobre un enfrentamiento que tuvo con Marrón, el niño criado con perros. Andrew visita el galpón donde Marrón vive con los animales y se sorprende al encontrarlo parado en dos patas, dando sus primeros pasos. Andrew, enfadado, le ordena con gritos y golpes de bastón que vuelva a caminar en cuatro patas, la posición que considera adecuada para su especie. Marrón intenta hablar, emitiendo sonidos extraños que parecen formar un lenguaje lleno de quejas y reproches. Andrew, tratándolo como si fuera un perro, lo manda de vuelta a su cucha mientras lo amenaza con el bastón. Finalmente, Marrón obedece y regresa a caminar en cuatro patas, uniéndose a los otros perros mientras continúa emitiendo sonidos incomprensibles.


Capítulo 22: Perro hombre

Alejandro se encuentra en un corral oscuro, observando cómo un hombre desnudo, que se comporta como un perro, se acerca lentamente. El hombre, con la espalda encorvada y la piel sucia, avanza en cuatro patas, olfateando el aire con desconfianza. Sus movimientos son completamente animales, y su mirada refleja una expectativa similar a la de un perro. Alejandro intenta mantenerse calmado, pero siente un frío que le recorre el cuerpo y no puede evitar temblar.


El hombre se acerca más, refregando su nariz contra la pierna de Alejandro, como si fuera un hocico. Alejandro se contiene, aunque siente el impulso de gritar, correr o llorar. El hombre continúa olfateándolo, acercándose incluso a su entrepierna, lo que hace que Alejandro dé un paso atrás. Finalmente, el hombre salta y se apoya en las piernas, aunque claramente no está acostumbrado a caminar erguido. Coloca sus manos sobre los hombros de Alejandro, sosteniéndose frente a él. Luego, saca la lengua y lame la cara de Alejandro, quien no puede soportarlo más y se libera, haciendo que el hombre regrese a su rincón.


Alejandro sale del corral y vomita afuera. Al levantar la cabeza, se encuentra con la mirada fría y despreciativa del padre de Dimitri, quien le dice: "Mi hijo no es un perro. No importa lo que le hayan hecho, no es un perro…". Alejandro balbucea una respuesta, pero el padre de Dimitri lo mira con desprecio y murmura un insulto en ruso antes de regresar a su casa. Alejandro comprende ahora el odio y la frustración del padre, quien ve a su hijo reducido a un estado animal.


Capítulo 23: Diario de J. F. Andrew 17 de septiembre, 1889

Andrew escribe en su diario sobre el progreso de los cinco niños involucrados en su experimento.


Negro ha pasado su primera prueba importante: se le dejó un ratón hambriento en su cuarto, y lo mató de un solo golpe. Andrew planea exponerlo a animales cada vez más grandes para que aprenda a defenderse y atacar, ya que ha sido criado en un ambiente de violencia constante.


Verde ha mostrado un desarrollo intelectual notable. Aunque aún no tiene cuatro años, ya habla perfectamente y participa en conversaciones complejas con Andrew, quien le enseña conceptos abstractos sobre el mundo, como los animales, los océanos, el Sol y los árboles. Verde demuestra una inteligencia profunda y hace preguntas agudas, lo que sugiere que está desarrollando una mente más abstracta y analítica que la mayoría de los niños.


Azul ha recibido cuatro mariposas como regalos, y cada vez muestra una gran alegría al interactuar con ellas. Andrew observa que Azul parece tener una conexión especial con las mariposas, casi como si pudiera controlar sus movimientos. Sin embargo, cuando las mariposas mueren, Azul no comprende la muerte y se niega a que las saquen de su cuarto, durmiendo con ellas entre sus manos.


Blanco, el niño criado de manera normal, es comparado con Verde. Aunque Blanco conoce el mundo exterior y es un niño típico, Andrew lo considera menos inteligente y más caprichoso que Verde, quien es serio, introvertido y sediento de conocimiento.


Marrón, criado con perros, ha desarrollado un olfato agudo. En una prueba, encuentra un pedazo de carne escondido entre las plantas en solo tres minutos, demostrando que sus sentidos están adaptándose a su entorno canino. Andrew ve esto como un gran avance, sugiriendo que los sentidos humanos pueden ser alterados significativamente.


Andrew concluye que, aunque los cinco niños son todavía muy jóvenes, ya comienzan a mostrar las características que definirán sus personalidades y habilidades en el futuro.


Capítulo 24: Hipnosis

El Dr. Máximo Landore comienza una sesión de hipnosis con Amira, en presencia de Alejandro. Landore le pregunta a Amira si está de acuerdo con el procedimiento y si confía en él. Ella responde que no, pero sí en Alejandro. Landore explica que, para que la hipnosis funcione, Amira debe relajarse y seguir sus instrucciones. Le pide que fije su vista en un reloj que sostiene en su mano y comienza a moverlo como un péndulo. Le indica que acompañe los movimientos del reloj con su respiración, inspirando y espirando profundamente. A medida que ella se relaja, Landore le pide que cierre los ojos y se deje llevar por la sensación de sueño. Una vez que está en un estado de trance, le pide que imagine una escalera de diez escalones, explicándole que cada escalón que baje la llevará más atrás en el tiempo, hacia su infancia.


Landore comienza a contar de uno a diez, y con cada número, Amira desciende un escalón, retrocediendo en el tiempo. Cuando llega al décimo escalón, le dice que tiene diez años y le pide que abra los ojos. 


Capítulo 25: Diario de J. F. Andrew 4 de marzo, 1890

Andrew escribe en su diario sobre Azul, quien finalmente ha comprendido el concepto de la muerte. Andrew entra en su cuarto y la encuentra tirada en el suelo, con los ojos abiertos y una expresión rígida en su rostro. Preocupado, intenta moverla, pero no reacciona. Al comprobar su pulso, se da cuenta de que está bien y, al hacerle cosquillas, Azul ríe, revelando que estaba jugando a hacerse la muerta. Andrew deduce que su observación de las mariposas muertas la ha llevado a entender que, cuando la vida abandona el cuerpo, este se vuelve rígido y no hay nada más que esperar de él. Ahora, Azul pasa gran parte del día jugando a hacerse la muerta.


Andrew también expresa preocupación por su personal, especialmente por Joseph, quien parece estar afectado por el aislamiento en el que viven. Joseph ha sido encontrado borracho en varias ocasiones, al punto de no reconocer a Andrew. Cree que Joseph sufre más que los demás debido a su falta de inclinación intelectual, lo que le impide encontrar consuelo en el estudio, a diferencia de Brian, Félix, Marie y él mismo.


Capítulo 26: Joseph, el cangrejo gigante

Durante una sesión de hipnosis con Amira, el Dr. Máximo Landore y Alejandro descubren que Amira se identifica como "Azul", no como Amira. Azul describe su habitación como completamente blanca, con paredes, techo, piso y una puerta blanca. Explica que está casi siempre sola, excepto cuando está con "ellos", refiriéndose a las personas que están del otro lado de la puerta. Azul afirma que no puede salir por la puerta, pero que ha cavado un pozo en su habitación que le permite escapar. A través del pozo, llega a un pasillo que la lleva a una playa.


Azul describe la playa como un lugar hermoso, con sol, mar y arena. Explica que camina sobre el agua, volviéndose liviana para no hundirse, y que puede correr, saltar o bailar sobre la superficie del mar. Cuando Landore le pregunta por qué no quiere volver a su habitación, Azul menciona que es peligroso debido a Joseph, un cangrejo gigante que intenta atraparla. Joseph es descrito como un ser fuerte pero tonto, con tenazas, patas de insecto y ojos incrustados en su cara. Azul cuenta que Joseph se sumerge en el mar para atraparla, pero ella logra escapar corriendo sobre el agua.


En un momento, un hombre sale de una cueva en la playa y le grita a Joseph que no la atrape. Azul reconoce al hombre como Andrew, a quien llama "mi padre". La sesión termina con Amira mostrando una sonrisa de emoción mientras menciona a Andrew, sugiriendo que este hombre juega un papel importante en su vida.


Capítulo 27: Diario de J. F. Andrew 4 de abril, 1890

Andrew reflexiona en su diario sobre su equipo de trabajo y su compromiso con la misión. Se pregunta si son conscientes de la importancia de su labor, ya que a veces parecen olvidar el propósito.


Andrew critica a Marie por ser demasiado sensible con los niños, algo que considera un obstáculo. Félix, en cambio, es demasiado agresivo, y Andrew teme que pueda lastimar a un niño si no lo controla. Brian, aunque equilibrado e inteligente, a menudo resulta torpe, lo que exaspera a Andrew.


Por las noches, Andrew, Brian, Félix y Marie cenan juntos, mientras Joseph suele estar ausente, emborrachándose. Durante las cenas, discuten sobre lecturas, pero rara vez hablan de los niños. Andrew lidera las conversaciones, intentando enseñar a su equipo y aumentar sus conocimientos, sintiendo que ellos también son su responsabilidad.


Capítulo 28: Realidad

Alejandro reflexiona sobre la naturaleza de la realidad y la imaginación, recordando una experiencia en un cabaret donde observó a una mujer mayor y corpulenta que intentaba ser sensual usando un corsé. Aunque el corsé creaba una figura ideal, la realidad de su cuerpo desbordaba la ficción. Esto le lleva a pensar que la realidad siempre es más compleja y desordenada que cualquier intento de imponerle un orden lógico.


Ahora, caminando con Amira después de la sesión de hipnosis, Alejandro siente que la historia de ella escapa a cualquier lógica que intente aplicar. Se siente impotente ante la maquinaria que se puso en marcha con las desapariciones de los niños hace 25 años, y que sigue avanzando hacia un final desconocido. No sabe cómo ayudar a Amira, Demien, Dimitri o enfrentarse a un "cangrejo gigante" llamado Joseph. Solo puede observar y tratar de entender las piezas de un rompecabezas que tal vez no tenga una imagen clara.


Después de la sesión, Amira le pide a Alejandro que caminen juntos. Durante el trayecto, Alejandro piensa en lo que ella dijo bajo hipnosis y en la confusión que generó en Landore. Landore no está seguro de si Amira mintió o si sus palabras son símbolos de sus recuerdos. Alejandro se pregunta si habrá alguna forma lógica de interpretar lo que ella dijo, pero no encuentra respuestas. Se siente abrumado por su incapacidad para ayudarla, comparando su lucha con las causas nobles de sus amigos en política. Su meta, parece inalcanzable.


Al llegar a la casa de los Annuar, Amira le sonríe a Alejandro, como agradeciéndole sus esfuerzos. Esa sonrisa lo reconforta, sintiéndola como un abrazo. Más tarde, al acostarse, Alejandro disfruta del momento previo al sueño, donde las imágenes del día se mezclan con sus recuerdos. Mientras se duerme, el mundo desaparece, y en su mente aparece el rostro de Amira, brillando en la oscuridad. Alejandro se da cuenta de que la ama, un sentimiento que lo sorprende y duele, incluso en su sueño.



Capítulo 29: Diario de J. F. Andrew 18 de septiembre, 1890

Andrew escribe en su diario sobre los avances de los niños en su experimento.


Azul muestra interés cuando Andrew le habla sobre la Tierra y los animales, y le muestra ilustraciones. Una de una isla en el mar le gusta especialmente, y pasa un día entero observándola.


Negro demuestra su naturaleza violenta al matar rápidamente un conejo que le sueltan en su cuarto. Luego, juega con el cadáver, enroscando las tripas alrededor del cuello del animal y arrancándole una pata para ponerla en su boca. Andrew se da cuenta de que el cadáver se ha convertido en su primer juguete.


Blanco, el niño criado de manera normal, aburre a Andrew con sus conversaciones triviales y preguntas sin importancia, lo que refuerza la idea de que la normalidad es un enemigo.


Verde continúa sorprendiendo a Andrew con su inteligencia. Andrew le está enseñando a leer, y el niño demuestra una gran capacidad de aprendizaje.


Marrón ha perdido completamente su humanidad, comportándose como un perro: ladra, muerde y ya no muestra ningún rasgo humano.


Capítulo 30: Visita al puerto

Alejandro visita a Omar, el padre de Amira, para contarle sobre la sesión de hipnosis en la que ella mencionó a un hombre llamado Andrew, a quien se refirió como "su padre". Omar, angustiado y confundido, insiste en que él es el verdadero padre de Amira y exige saber quién es ese hombre. Alejandro intenta calmarlo, pero Omar se altera y lo agarra por las solapas del saco. Omar, avergonzado, se retira al otro lado del salón, pero sigue insistiendo en que necesita saber quién es ese hombre que se hace pasar por el padre de Amira.


Alejandro, mientras camina por las calles de Buenos Aires, reflexiona sobre la sesión de hipnosis y trata de encontrar sentido en las palabras de Amira. Recuerda que ella habló de una habitación blanca, una playa, caminar sobre el agua, un cangrejo gigante llamado Joseph, y su "padre" Andrew. Alejandro deduce que Joseph podría ser un marinero con un tatuaje de cangrejo, y decide buscar pistas en el puerto.


Por la noche, Alejandro se dirige al puerto, vestido de manera humilde para no llamar la atención. Entra en un tugurio y se acerca a un viejo de barba blanca, a quien ofrece una bebida a cambio de información. El viejo, aunque inicialmente evasivo, finalmente lo lleva a otro local donde un hombre corpulento le dice que no conoce a ningún marinero llamado Joseph con un tatuaje de cangrejo. Alejandro, decepcionado, decide cambiar su enfoque y buscar a un marinero borracho que coincida con la descripción de Amira.


El hombre corpulento sugiere que podría estar hablando de "el viejo Tomás", un marinero mayor que vive en una zona pobre del puerto. Alejandro sigue las indicaciones y llega a un lugar desolado, donde encuentra a un hombre que coincide con la descripción: ojos pequeños, nariz roja, y un comportamiento similar al de un cangrejo. Alejandro lo llama "Joseph", y el hombre, sorprendido, confirma su identidad al reaccionar con temor.


Joseph, incómodo, se mete de nuevo en su casa, pero luego sale y acepta hablar con Alejandro. Lo lleva a un descampado oscuro y desolado, donde, de repente, lo ataca con un cuchillo, hiriéndolo en el estómago. Alejandro cae al suelo, herido, mientras Joseph lo deja allí, en medio de la oscuridad.


Capítulo 31: Diario de J. F. Andrew 2 de noviembre, 1890

Andrew escribe en su diario sobre dos asuntos. Primero, reflexiona sobre Marie, una de las personas que trabaja con él, y se pregunta si ella oculta sentimientos románticos hacia él. Andrew nota que a veces lo observa con una mirada que reconoce en otras mujeres, pero no está seguro si es solo una impresión. Supone que, como él es una figura importante en su vida intelectual, es natural que Marie pueda sentirse atraída por él.


En segundo lugar, Andrew comenta un incidente con Negro, uno de los niños del experimento. Negro ataca a Félix, otro miembro del equipo, mordiéndole la mano con fuerza y haciéndolo sangrar. Andrew cree que Negro odia a Félix, y aunque Félix está furioso por el ataque, se siente contento porque ve el incidente como un avance en el desarrollo de Negro.


Capítulo 32: Despertar

Alejandro despierta en su cama, escuchando una voz dulce y tranquilizadora que lo llena de una sensación de calidez y paz. La voz, que parece una melodía, lo envuelve en una sensación de bienestar, como si fuera un líquido tibio que fluye por su cuerpo. Aunque no recuerda las palabras exactas, la música de la voz transmite un sentido profundo y reconfortante, llenándolo de una sensación de infinitud y calma. Sin embargo, cuando abre los ojos, se da cuenta de que está solo.


Alejandro recuerda el ataque de Joseph en el puerto, donde fue apuñalado en el estómago. Se sorprende al descubrir que está vivo y que su herida ha sido vendada. Se pregunta quién lo salvó y lo llevó a su cama. Con esfuerzo, se levanta y examina la herida, notando que no es muy profunda. Aunque siente dolor, decide salir para regresar al puerto y encontrar a Joseph nuevamente. Sin embargo, al salir a la calle, nota que algo extraño está sucediendo. El ambiente está cargado de tensión, y la gente parece asustada y apresurada.


Alejandro siente una conexión profunda con la ciudad de Buenos Aires, como si estuviera atado a ella en un pacto de sufrimiento mutuo. Cada vez que ocurre una desgracia en la ciudad, él lo siente en su propio cuerpo. Ahora, percibe que algo grave ha sucedido. Corre hacia un vendedor de periódicos y compra un diario, donde lee un titular impactante: "ATROZ CRIMEN EN EL PUERTO". Alejandro comienza a leer rápidamente, tratando de entender lo que ha ocurrido, mientras el horror de la noticia lo golpea con fuerza.


Capítulo 33: Diario de J. F. Andrew 4 de agosto, 1891

Andrew escribe en su diario sobre los avances en su experimento con los niños.


Azul, a pesar de las drogas que se le administran, no muestra el efecto profundo que Andrew esperaba. Para compensar, Andrew comienza a enseñarle mientras duerme, hablándole en un tono pausado y repitiendo frases para que queden grabadas en su memoria. Luego, cuando Azul está despierta, verifica si ha retenido la información.


Con Verde, Andrew tiene que ser cuidadoso con los conocimientos que le imparte, ya que el niño ya está leyendo. Andrew se asegura de que las lecturas de Verde no contradigan la idea de que los niños deben pasar encerrados la primera parte de sus vidas hasta estar listos para el mundo exterior. Para mantener esta creencia, Andrew reescribe cuentos clásicos, como Hansel y Gretel, eliminando elementos como Gretel y los padres, y adaptando la historia para que encaje con la visión del mundo que tiene Verde.


En cambio, con Blanco, Andrew permite que su nodriza le lea libros infantiles tradicionales, que considera manuales de adaptación sumisa a las normas sociales. Andrew desprecia estos libros por promover valores como ser bueno, respetar a los mayores y compartir, que él ve como parte de la "escuela de la mediocridad".


Capítulo 34: La obra

Los vecinos del puerto se acercan a una obra que ha aparecido en un descampado desolado. Al principio, la curiosidad los lleva a formar un semicírculo alrededor de la obra, que brilla bajo el sol matinal. La obra, compuesta principalmente por colores rojo y azul, junto con formas geométricas como triángulos, círculos y cuadrados, transmite una sensación de belleza, paz y sosiego, a pesar de su origen violento. Los vecinos, aunque no entienden completamente lo que están viendo, sienten que están frente a algo sublime y artístico.


A medida que observan la obra, los vecinos se sienten embriagados por su belleza, disfrutando de la experiencia sin preocuparse por su origen. Sin embargo, poco a poco se dan cuenta de que los colores y formas que admiran están hechos de sangre, intestinos, huesos y vísceras. La obra, que inicialmente les pareció una expresión de arte abstracto, resulta ser una composición macabra creada con los restos de un hombre. El horror los golpea cuando comprenden la verdad, y los gritos comienzan a escucharse entre los presentes.


Capítulo 35: Diario de J. F. Andrew 3 de junio, 1892

Andrew escribe en su diario sobre los avances de los niños en su experimento.


Azul está convencida de que puede viajar a diferentes lugares del mundo simplemente cerrando los ojos. Después de que Andrew le habló sobre el mundo exterior y le mostró ilustraciones, Azul pasa horas soñando despierta y contando increíbles aventuras. Sin embargo, sus ideas sobre el mundo son erróneas; por ejemplo, cree que es posible caminar sobre el agua, una idea que Andrew atribuye a su falta de comprensión del mundo real.


Marrón se muestra algo deprimido y falto de voluntad, pero su comportamiento es completamente perruno, lo cual Andrew considera un éxito en su experimento.


Verde tiene una pequeña ventana en su cuarto que da al jardín, lo que le permite recibir sol y aire fresco. Sin embargo, Verde se obsesiona con la ventana, pasando horas mirando hacia afuera, incluso directamente al sol, lo que preocupa a Andrew. Aunque considera cerrar la ventana, teme que Verde caiga en una profunda tristeza si lo hace.


Blanco ha sido internado en un colegio pupilo, lo que permite a Andrew olvidarse de él por un tiempo y reducir sus preocupaciones.


Negro sigue mostrando su naturaleza violenta. La semana pasada, Andrew lo enfrentó a un perro salvaje, y Negro lo mató en pocos minutos. Aunque Andrew desaprueba su costumbre de jugar con los cadáveres, por ahora decide no intervenir.



Capítulo 36: El cuerpo humano

Alejandro se encuentra en la confitería La Ideal con Máximo Landore, buscando ayuda para resolver las muchas preguntas que tiene sobre el misterioso regreso de los niños secuestrados, la sesión de hipnosis con Amira, y el asesinato de Joseph, el cangrejo gigante. Alejandro le cuenta a Landore cómo descifró las pistas de la sesión de hipnosis y cómo encontró a Joseph en el puerto, donde este intentó matarlo. Horas después, Joseph apareció muerto en el mismo lugar, asesinado de manera brutal y "artística", según los diarios.


Landore reflexiona sobre la naturaleza del cuerpo humano y su relación con el alma, argumentando que el cuerpo es una limitación para el potencial humano. Sugiere que el asesino, al convertir el cuerpo de Joseph en una obra de arte, podría estar intentando trascender las limitaciones físicas y expresar la grandeza del alma humana. Alejandro, sin embargo, está más interesado en descubrir quién cometió el crimen y por qué, y no en las reflexiones filosóficas de Landore.


Alejandro está convencido de que Joseph era el cangrejo gigante del relato de Amira, y que su asesinato fue para evitar que hablara. Propone realizar otra sesión de hipnosis con Amira para obtener más información. Landore, aunque inicialmente creía que Amira podría estar mintiendo, ahora está más dispuesto a creer en su relato debido a los recientes acontecimientos. Ambos acuerdan realizar una nueva sesión de hipnosis.


Capítulo 37: Diario de J. F. Andrew 23 de julio, 1893

Andrew reflexiona sobre cómo el tiempo ha pasado desde que trajo a los niños a la casa como bebés regordetes, y ahora, con nueve años, han crecido y se han desarrollado de maneras distintas.


Azul es descrita como una mujercita en miniatura, Verde sorprende a Andrew con su lucidez e inteligencia, Negro se ha convertido en una "máquina de matar", tal como se esperaba, y Marrón a veces parece más un animal que un ser humano. En cuanto a Blanco, Andrew lo considera un "bobalicón", típico de los niños normales de su edad.


A pesar de los avances, Andrew insiste en que su tarea continúa y que no deben bajar los brazos. Cree que los niños están en el punto de partida para convertirse en seres únicos y extraordinarios, y que a través de ellos se descubrirá más sobre la mente humana, los instintos y las verdaderas capacidades del ser humano.


Andrew fantasea con el día en que los niños, ya adultos, lo feliciten y le agradezcan por lo que ha hecho por ellos. Imagina que, cuando ese día llegue, creador y obra se reconocerán mutuamente, y solo quedará el orgullo de la tarea cumplida.


Capítulo 38: El Parque Lezama

Alejandro recuerda un período de su vida en el que intentó escapar de Buenos Aires, mudándose a un pequeño pueblo en Córdoba. Aunque disfrutó de la tranquilidad del campo y la belleza natural, sintió que la naturaleza lo rechazaba. Los pájaros cantaban por miedo a su presencia, el paisaje parecía esquivarlo, y las personas lo ignoraban. Después de dos años de soledad, regresó a Buenos Aires, donde la ciudad lo recibió con una especie de benevolencia humillante, como si supiera que él no podría vivir lejos de ella. Fue entonces cuando descubrió el Parque Lezama, un lugar que considera íntimo y especial, donde la luz le permite ver las cosas con claridad y sin engaños.


Alejandro lleva a Amira al Parque Lezama, con la intención de mostrarle su lugar favorito y observarla bajo esa luz única. Durante el paseo, le propone realizar otra sesión de hipnosis, pero Amira duda, explicando que ha tenido un sueño inquietante. En el sueño, ambos paseaban por una ciudad llena de vida, con animales y árboles, cuando un águila gigante aparecía en el cielo. El águila, libre y poderosa, lo tomaba con sus garras y se lo llevaba volando, mientras Amira lo veía desaparecer en el cielo. Este sueño la hace temer por lo que podría pasar si continúan con las sesiones de hipnosis. Alejandro la tranquiliza, asegurándole que no hay que prestar atención a los sueños y que nada malo les pasará. Finalmente, Amira acepta la sesión.


Al dejar a Amira en su casa, Alejandro camina de regreso a su hogar. En la oscuridad, ve a un hombre parado en una esquina, inmóvil y con una apariencia extraña. El hombre lleva un sombrero viejo y un traje gastado, y tiene la boca abierta con la lengua colgando, dejando caer hilos de saliva. Cuando Alejandro se acerca, el hombre se da la vuelta y comienza a caminar de manera forzada. Alejandro lo reconoce y corre hacia él, pero el hombre cambia de posición y huye corriendo en cuatro patas, perdiéndose en la oscuridad de una calle de Constitución. Alejandro se da cuenta de que el hombre es Dimitri, el niño desaparecido que ahora se comporta como un animal, confirmando una vez más los extraños efectos de las desapariciones y los experimentos que han marcado sus vidas.


Capítulo 39: Diario de J. F. Andrew 25 de diciembre, 1893

Andrew escribe en su diario sobre su decisión de casar a Marie con Joseph. Andrew cree que el matrimonio es la solución ideal para los problemas de Joseph, como su inestabilidad y alcoholismo, ya que Marie, como una mujer buena y fuerte, puede ayudarlo a controlarse. Además, Andrew considera que los hombres y mujeres están hechos para estar juntos, y que este matrimonio es una forma de fortalecer su grupo y continuar con su misión.


Andrew llama a Marie a su despacho para informarle sobre la decisión. Aunque inicialmente Marie parece contenta, su expresión cambia a medida que entiende que se casará con Joseph. Andrew le explica que Joseph es un hombre de su confianza y que, como mujer, tarde o temprano tendrá que casarse. Marie, aunque visiblemente disgustada, acepta la decisión, recordando que ha jurado obedecer a Andrew.


Una semana después, se celebra la boda. Andrew oficia como juez, argumentando que si un sacerdote puede unir matrimonios, él también tiene ese poder. Brian y Félix actúan como testigos, y Andrew hace que la pareja jure sobre un ejemplar de On the Origin of Species de Darwin, lo que provoca risas entre los presentes. 


Capítulo 40: Marie

El oficial Ramírez, un policía que prefiere tareas simples y evita enfrentarse con anarquistas, se dirige a la casa de Marie, una anciana conocida en el barrio de Flores por sus conocimientos de medicina. Marie es una mujer tranquila y respetada, a quien los vecinos acuden en busca de ayuda para problemas médicos menores. Sin embargo, esa mañana, los vecinos han llamado a Ramírez porque durante la noche escucharon ruidos extraños en la casa de Marie, y al tocar la puerta, no obtuvieron respuesta.


Ramírez llega a la casa de la mujer y, al acercarse, percibe un fuerte olor dulzón que le hace picar la garganta. Preocupado, fuerza la puerta y entra. En la oscuridad, el olor lo guía hacia una pared, donde comienza a distinguir una imagen impresionante. A medida que sus ojos se adaptan, ve un cuadro compuesto por formas geométricas y colores intensos: un triángulo central choca con un círculo, mientras una media luna azul observa desde una esquina. La obra, de gran tamaño, está hecha de sangre, vísceras y huesos humanos, lo que le da una belleza macabra y aterradora.


Ramírez cae al suelo, pero no puede apartar la mirada de la obra. Siente una mezcla de emociones contradictorias: admiración por la belleza del cuadro y horror por la violencia que representa. Llorando y arrodillado, como si estuviera en una iglesia, Ramírez experimenta una revelación: ha presenciado el nacimiento de un nuevo orden, despiadado y cruel, que destruye lo establecido para crear algo nuevo y terrible.


Finalmente, Ramírez reacciona y huye de la casa, corriendo y llorando por la calle. Los vecinos lo observan con curiosidad, sin entender lo que ha visto. Ramírez, ahora convertido en un hombre trastornado, ya no teme a los anarquistas; ha visto algo mucho más oscuro y perturbador, algo que cambia por completo su percepción del mundo.


Capítulo 41: Diario de J. F. Andrew 26 de noviembre, 1894

Andrew escribe en su diario sobre los avances de los niños en su experimento.


Azul recibe un nuevo regalo: un hormiguero de vidrio que le permite observar la actividad de las hormigas y sus laberínticos túneles. Azul se muestra encantada con el regalo y abraza a Andrew con fuerza, mostrando gratitud, admiración y amor en su mirada. Andrew se siente conmovido por la reacción de Azul.


En contraste, Andrew describe un momento con Blanco, el niño criado de manera normal. Blanco, mientras juega, de repente se acerca a Andrew y lo abraza, diciendo: "Te amo, papá". Andrew siente repugnancia ante esta expresión de amor, considerándola una fórmula vacía y carente de personalidad, típica de los niños normales que repiten lo que escuchan de otros.


En cuanto a Negro, Andrew relata una prueba difícil a la que fue sometido: se soltó un lobo pequeño pero salvaje en su cuarto. Aunque Negro logra matar al lobo con sus propias manos, queda gravemente herido. Marie, la enfermera, se encarga de curar sus heridas. Como compensación, Andrew deja el cadáver del lobo en un rincón del cuarto para que Negro pueda jugar con él cuando se recupere.


Capítulo 42: Rascándose con un palo

El segundo crimen ocurre en un contexto en el que los festejos del Centenario acaparan toda la atención de la prensa y el gobierno, por lo que pasa prácticamente desapercibido. Aunque el asesinato tiene lugar en Flores, lejos de la zona portuaria, los medios lo atribuyen nuevamente al "asesino del puerto", un nombre que ya habían utilizado para el primer crimen. La víctima es una mujer mayor, conocida entre los vecinos como Marie, aunque no se encuentra documentación que confirme su identidad real. Marie es descrita como una persona solitaria, con profundos conocimientos médicos, superior incluso a los de muchas enfermeras. Las autoridades no investigan a fondo su relación con la primera víctima, Joseph, ni parecen interesadas en el hecho de que ambas víctimas sean extranjeras de identidad desconocida.


Alejandro se entera del crimen horas después, al leer los diarios como parte de su rutina profesional. Al comparar los detalles del nuevo asesinato con el de Joseph, observa similitudes inquietantes, especialmente en la forma en que los cuerpos son destrozados para crear lo que parece ser una especie de "obra de arte". Esto lo lleva a cuestionarse qué conexión podría tener Marie con el pasado de Amira y los otros niños desaparecidos. También se pregunta quién está detrás de estos crímenes y qué papel juega Dimitri, quien fue visto corriendo en medio de la noche.


Esa misma noche, Alejandro, Máximo y Amira se reúnen nuevamente en la habitación del Dr. Landore para realizar otra sesión de hipnosis. La sala está a oscuras, iluminada solo por los destellos intermitentes de un reloj que oscila rítmicamente en la mano de Máximo. Amira, sentada en la misma silla que en la sesión anterior, comienza a entrar en un estado profundo de trance, guiada por las instrucciones de Máximo. Su respiración se sincroniza con el movimiento del reloj, y poco a poco su expresión cambia, mostrando rasgos de su infancia. A medida que retrocede en el tiempo, parece rejuvenecer, y su rostro refleja los gestos de una niña.


Bajo hipnosis, Amira, que se refiere a sí misma como "Azul", comienza a revelar detalles sobre su pasado. Habla de Marie, a quien describe como una mujer triste que la cuidaba y la pinchaba con agujas, llamándola "la reina de las agujas". También menciona a Andrew, a quien llama "papá", y a Brian, un hombre que se rasca la panza con un palo y se refiere a Andrew como "señor Andrew". Amira tararea una melodía asociada con Brian, recordando cómo este hombre solía rascarse con un palo mientras cantaba. La canción, que a Alejandro le resulta familiar, evoca una imagen peculiar de Brian, quien parece ser una figura más dentro del círculo de personas que rodeaban a Andrew.


Cuando Máximo le pregunta a Amira si pueden encontrar a Andrew, ella responde con firmeza que es imposible. Explica que Andrew aparece cuando quiere y que nadie puede encontrarlo jamás. Esta declaración deja a Alejandro y Máximo con más preguntas que respuestas, mientras intentan desentrañar el misterio que rodea a Andrew, Marie, Brian y su conexión con los crímenes recientes.


Capítulo 43: Diario de J. F. Andrew 12 de marzo, 1895

Andrew describe las actividades y comportamientos de los niños a su cargo, a quienes identifica con colores: Verde, Azul, Negro y Marrón.


Andrew menciona que los niños han descubierto la música gracias a Brian, quien ha comprado un chelo para ocupar su tiempo libre. Sin embargo, Andrew no cree que Brian tenga talento musical. Luego, habla de Marrón, con quien pasa tardes jugando en el galpón, tirándole una rama para que la busque o leyendo un libro mientras el niño se acurruca a sus pies. Describe su relación con Marrón como agradable.


A continuación, Andrew se refiere a Verde, destacando sus habilidades intelectuales. Verde ya habla tres idiomas y tiene conocimientos sólidos en matemáticas, química, botánica y gramática. Andrew compara estas habilidades con las suyas a la misma edad, cuando apenas sabía tocar el piano, y expresa admiración por el futuro prometedor de Verde.


El diario también relata una pelea entre Félix y Brian, cuyas razones no son reveladas. Andrew sospecha que la discusión pudo deberse al consumo excesivo de alcohol. La pelea ocurre en el pasillo y los gritos asustan a Verde, quien comienza a llorar y a pedir salir. Andrew intenta calmarlo, explicándole que los niños deben pasar sus primeros años estudiando encerrados y que podrá salir cuando cumpla quince años. Con esta promesa, logra tranquilizar a Verde, quien finalmente se duerme.


Capítulo 44: Brian

Después de dejar a Amira en casa de los Annuar, Alejandro regresa a lo de Máximo. Ambos intentan encontrar una solución al misterio que los rodea. Alejandro menciona que todos los caminos parecen llevar a Andrew, y también recuerda los nombres que Amira mencionó bajo hipnosis: Joseph, Marie, Félix y Brian. Máximo reconoce la melodía que Amira tarareaba y la identifica como el Preludio de la suite número uno para chelo de Bach. Alejandro deduce que Brian, quien se rascaba la panza con un palo, debía ser un chelista zurdo.


Alejandro decide buscar a Brian y, tras dos días de investigación, encuentra a un chelista zurdo en Buenos Aires: el Dr. Francisco Cook, un hombre de negocios retirado. Alejandro se presenta en su casa sin previo aviso, pero Brian, al abrir la puerta, inmediatamente deduce que Alejandro está buscando al Dr. Andrew. Brian permite que Alejandro entre y, mientras continúa empacando sus valijas, le revela que Andrew está muerto. Alejandro, frustrado, lo toma por el cuello y exige saber la verdad sobre Andrew y los niños.


Brian explica que el Dr. Andrew buscaba mejorar la humanidad, incluso si eso implicaba correr riesgos y dejar de lado la moral. Compara los experimentos de Andrew con la esclavitud, argumentando que, aunque moralmente incorrecta, la esclavitud fue fundamental para el avance de la civilización. Brian revela que Andrew diseñó una crianza especial para cada niño, pero que estos escaparon cuando cumplieron quince años. La mayoría del equipo de Andrew huyó, pero Brian se quedó hasta que Andrew lo echó para protegerlo de la posible venganza de los niños.


Brian le muestra a Alejandro el diario de Andrew, pero no le permite tocarlo. Cuando intenta tomarlo, Brian lo golpea con un cabezazo y saca una pistola de un cajón, amenazando con matarlo si da un paso más. 


Capítulo 45: Diario de J. F. Andrew 25 de diciembre, 1895

Andrew describe varias observaciones sobre los niños a su cargo, identificados por colores: Verde, Marrón y Negro.


Andrew nota algo extraño en Verde, algo que no puede explicar con claridad. Le llama la atención la profundidad de su mirada, que le resulta inquietante. Cada vez que Andrew entra en la habitación de Verde, este lo mira fijamente sin apartar la vista hasta que Andrew sale.


Luego, Andrew habla de Marrón, quien ha matado a todos los perros que estaban con él. Andrew especula sobre las razones de este comportamiento, preguntándose si fue por una lucha de poder, por comida, o si Marrón está expresando su humanidad a través de la violencia, rechazando su condición de perro. Deciden dejar a Marrón solo en el galpón y no traerle más compañía canina.


Finalmente, Andrew describe una escena en la que entra al cuarto de Negro mientras este duerme. Observa que Negro no solo juega con los cadáveres de los animales, sino que también ha utilizado sus sangres, huesos y pieles para crear una especie de pintura en las paredes. Andrew considera este acto como un descubrimiento importante, describiéndolo como un arte libre de influencias externas, más primitivo incluso que las pinturas rupestres. Para Andrew, este es el momento en que el hombre inventa el arte, sin siquiera ser consciente de lo que está creando.


Capítulo 46: Aullidos

Esa noche, Alejandro se emborracha después de sentirse derrotado por Brian, un hombre mayor que lo superó en su enfrentamiento. Recorre los peores lugares de la ciudad y se encuentra con algunos amigos que le reclaman por su ausencia en las últimas semanas. Regresa a su casa en un estado lamentable y se duerme sin siquiera quitarse los zapatos.


En medio de la noche, Alejandro escucha aullidos penetrantes que lo despiertan. Al principio, piensa que es un sueño, pero los aullidos continúan, mezclando tristeza y ferocidad. Se asoma a la ventana y ve a un hombre cerca de un farol, vestido con un traje viejo y un sombrero que oculta su rostro. El hombre levanta la vista hacia Alejandro y aúlla de nuevo. Alejandro se queda paralizado, pero luego baja a la calle. El hombre, que resulta ser Dimitri, comienza a ladrar de manera inquietantemente humana, con saliva cayendo de su boca y ojos abiertos de par en par. Dimitri luego gira y corre en cuatro patas hacia el sur, con una velocidad sorprendente para un ser humano. Alejandro lo sigue, reconociendo el camino que lleva a la casa de Brian.


Dimitri se detiene frente a la casa de Brian, empuja la puerta abierta con una mano que usa como pata, ladra hacia Alejandro y luego se aleja corriendo. Alejandro duda entre entrar a la casa o perseguir a Dimitri, pero finalmente decide entrar. Dentro, encuentra las valijas de Brian aún a medio llenar y, en una habitación contigua, descubre una escena impactante: las paredes, el piso y el techo están cubiertos de líneas y figuras rojizas que parecen latir con vida. En el centro de la habitación, encuentra la cabeza de Brian, con los ojos y la boca abiertos en una expresión de asombro. Sobre su cabeza, sus huesos apilados sostienen un manuscrito: el diario de Andrew. Alejandro sabe que este manuscrito es crucial y, al estirar el brazo para tomarlo, siente que forma parte de una obra artística en la que le han asignado un papel.


Capítulo 47: Diario de J. F. Andrew 

12 de octubre, 1898: Andrew, que documenta sus observaciones y reflexiones sobre los niños que está criando en un experimento: Verde, Azul, Marrón, Negro y Blanco. Las entradas abarcan desde el 12 de octubre de 1898 hasta el 31 de diciembre de 1899.


12 de octubre de 1898: Andrew describe que Verde está obsesionado con la idea de salir al mundo cuando cumpla quince años, una promesa que Andrew le hizo para calmarlo. Verde cuenta los días como un preso, lo que Andrew encuentra desagradable. Andrew también comenta que debe adaptar los libros que le da a Verde para evitar que descubra el engaño de su encierro. Verde dibuja lo que Andrew le describe, y algunos de sus dibujos son extraños, mientras que otros son sorprendentemente precisos. Andrew reflexiona sobre si los humanos tienen una imagen innata del mundo. También expresa su desilusión con el experimento, sintiendo que ha perdido el entusiasmo inicial.


24 de enero de 1899: Andrew decide que es hora de que los niños se conozcan, ya que todos han superado los doce años. Los reúne en el jardín, donde se ven por primera vez. Azul parece confundida, Negro está asustado por el sol, Marrón se queda cerca de Andrew como un perro fiel, y Verde observa a los otros con sorpresa. Andrew explica que son hermanos y que cada uno ha sido educado de manera diferente. Capta el momento en que Azul y Verde se miran por primera vez.


3 de febrero de 1899: Verde sigue haciendo preguntas sobre el encuentro, incluso preguntando si Azul es su madre. También le pide a Andrew que pose para un retrato, lo cual Andrew acepta.


7 de mayo de 1899: Andrew decide escribir una nota para cada niño en su diario. A Verde lo elogia por su inteligencia y lo considera su sucesor potencial. A Negro lo describe como un artista a pesar de haber sido criado para ser un asesino. A Azul la critica por no haber cumplido con sus expectativas. A Marrón lo llama su "buen sabueso" y lo considera la mascota ideal. A Blanco lo describe como desagradecido y aburrido.


12 de junio de 1899: Verde termina el retrato de Andrew, quien lo cuelga en su despacho. Verde también menciona que cree que está por cumplir quince años y se muestra ilusionado con la idea de salir. Andrew se siente sorprendido y preocupado por cómo manejar la situación.


2 de julio de 1899: Andrew le dice a Verde que, debido a su excelente desempeño, debe quedarse tres años más para profundizar sus estudios. Verde se muestra desilusionado, pero Andrew cree que lo entenderá.


24 de agosto de 1899: Andrew reflexiona sobre cuándo terminará su experimento. Se pregunta si todos los padres se aburren de sus hijos cuando crecen y admite que ya no espera mucho de los niños.


27 de septiembre de 1899: Andrew reflexiona sobre el fin del siglo XIX y el avance de la tecnología, preguntándose si alguna vez el tiempo será vencido.


2 de noviembre de 1899: Verde parece haberse resignado a su encierro y se dedica al estudio con más intensidad. Andrew encuentra dibujos que Verde ha hecho de Azul, Marrón y Negro, lo que sugiere que el encuentro tuvo un gran impacto en él.


26 de diciembre de 1899: Andrew planea celebrar el fin de siglo en la ciudad y dejará a Félix a cargo de los niños mientras él y los demás salen a festejar.


31 de diciembre de 1899: Andrew escribe su última entrada en el diario. Al regresar de los festejos, encuentra que los niños han escapado. Las habitaciones están vacías, y solo encuentran el cadáver de Félix, brutalmente asesinado. Andrew no entiende cómo los niños lograron escapar, especialmente porque solo se habían visto una vez. Se pregunta si fue Negro quien liberó a los demás o si fue Verde o Azul. El experimento ha terminado, y Andrew nunca sabrá cómo sucedió todo.


Capítulo 48: Carta de J. F. Andrew a Brian Boone

El texto es una carta escrita por J. F. Andrew a Brian Bonne, fechada el 19 de abril de 1905 en Buenos Aires. Andrew comienza preguntando cómo ha tratado la vida a Brian durante los años que han estado separados. Explica que no aceptó verlo en el pasado para protegerlo, ya que, después de que los niños escaparan, decidió que lo mejor era mantener las distancias y guardar las apariencias hasta entender lo que había sucedido. Andrew menciona que no ha tenido noticias de Joseph y Marie, quienes ya no están juntos. Joseph se ha convertido en un borracho, y Marie ha retomado su carrera médica. Andrew critica su ingratitud, pero reconoce que Brian siempre ha sido leal.


Andrew revela que los niños, ahora adultos, lo están siguiendo y buscan vengarse. A pesar de sus esfuerzos por encontrarlos, no ha tenido éxito, y ahora siente que están cerca de atraparlo. Ante esta situación, Andrew decide suicidarse para evitar que lo capturen y para mantener el control sobre su propia muerte, algo que considera coherente con la vida que ha llevado.


En la carta, Andrew le pide a Brian un último favor: que borre sus huellas y asegure que nadie descubra su trabajo ni las circunstancias de su muerte. También le advierte que, después de él, los niños podrían ir tras los demás involucrados en el experimento. Andrew adjunta su diario personal a la carta, describiéndolo como el último vestigio de su obra. Le pide a Brian que, si alguna vez se encuentra con los niños, les diga que, aunque nunca supo cómo escaparon, su fuga es la prueba de que son especiales y únicos, y que, a su manera, está orgulloso de ellos.


La carta termina con un saludo afectuoso y los mejores deseos de Andrew para Brian, firmándola como su amigo y maestro.


Capítulo 49: Como una marioneta

Alejandro termina de leer el diario de Andrew y lo guarda en un cajón de su escritorio. Regresa a casa casi sin darse cuenta, después de pasar un largo rato frente al cuerpo destrozado de Brian, preguntándose cómo es posible crear algo tan bello con huesos, sangre y tripas. Decide no llamar a la policía y dejar que encuentren el cadáver por su cuenta. Sentado en su cama, intenta imaginar a Andrew, sintiendo más repugnancia por lo que leyó en el diario que por el asesinato de Brian. Ahora entiende que los crímenes son actos de venganza dirigidos hacia Andrew y sus cómplices, no cometidos por él. Andrew mantuvo a los niños encerrados, incluyendo a uno al que intentó convertir en un asesino. Ese niño es Demien, también conocido como Negro en el diario, y es el responsable de los asesinatos. Las muertes y las obras de arte creadas con los cuerpos son su firma, algo que aprendió durante su encierro.


A pesar de no haber dormido, Alejandro se prepara para salir nuevamente. Caminando por las calles de Buenos Aires, se siente como una marioneta sin hilos. Llega a la casa de los Annuar, donde Omar Annuar lo recibe con un whisky en la mano. Alejandro exige ver a Amira, pero Omar le informa que se ha ido y no volverá. Le entrega un sobre con dinero, indicando que sus servicios ya no son necesarios. Alejandro, frustrado, acusa a Omar de haberlo engañado desde el principio. Omar responde que solo cumplió los deseos de Amira y que no sabe dónde está ahora. Alejandro insiste en saber por qué lo eligieron a él, y Omar responde que fue Amira quien lo eligió.


Alejandro sale de la casa sintiéndose vacío y engañado. Mientras camina por la calle, siente que la gente se burla de él, como si todos entendieran un chiste que él no comprende. Llega a la casa de los Authier, donde pide ver a Demien. Charlotte, la madre de Demien, le informa que su hijo se ha ido. El padre explica que Demien desapareció por unos días, regresó, y luego se fue nuevamente. Esa noche, unos amigos vinieron a buscarlo y se lo llevaron, diciendo que lo cuidarían. Los padres de Demien no saben quiénes eran esos amigos, solo que eran dos hombres y una mujer muy hermosa.


Alejandro, cada vez más desorientado, siente que el mundo a su alrededor se desvanece. Ya no está en Buenos Aires, sino atrapado en un territorio absurdo creado por el diario de Andrew, los niños torturados, Joseph, Marie, Brian, y los cadáveres deformados. Sobre todo, está obsesionado con Amira Annuar, su rostro perfecto y su cuerpo resplandeciente. Para Alejandro, esa es la verdadera realidad, mientras que el mundo exterior parece un sueño o una ilusión.


Capítulo 50: El sueño del águila

Alejandro tiene un sueño en el que cree estar volando. Al principio, siente vértigo y se da cuenta de que no está volando por sí mismo, sino que está montado sobre el lomo de una enorme águila. A unos metros, ve a otra águila similar, sobre la cual viaja Amira. Alejandro la saluda, y ella le devuelve el saludo con una gran sonrisa. Amira señala hacia adelante, y Alejandro ve otras tres águilas, cada una con una persona montada, volando juntas hacia el horizonte.


En el sueño, Alejandro reflexiona sobre cómo la humanidad se ha privado de volar durante tanto tiempo, cuando lo único que se necesitaba era aprender a montar águilas. Decide que, cuando regrese a la realidad, propondrá a su jefe una nota periodística sobre sus experiencias volando en águilas, imaginando que se hará famoso e importante gracias a esto. Sin embargo, en su sueño, su jefe lo cuestiona, preguntando cómo es posible que un águila pueda cargar a un ser humano.


Mientras escucha estas críticas, el águila sobre la que viaja comienza a encogerse hasta alcanzar un tamaño normal. Alejandro intenta desesperadamente aferrarse al pájaro, pero el águila lucha por liberarse de su peso. A pesar de sus esfuerzos, el águila no puede mantener el vuelo y comienzan a caer en picada. Alejandro se aferra con fuerza, pero el águila no puede hacer otra cosa que caer hacia la tierra, que se acerca rápidamente.


Capítulo 51: Los hijos de Andrew

Alejandro despierta en su habitación y se da cuenta de que alguien está sentado en una silla, observándolo en silencio. Es Máximo Landore, quien le dice que ha venido a buscarlo. Alejandro, desconcertado, duda al principio, pero finalmente decide seguir a Máximo cuando este menciona que Amira los está esperando. Bajan a la calle, donde un automóvil los espera con Demien al volante. Aunque Alejandro siente aprensión al ver a Demien, el asesino de los crímenes recientes, Máximo lo tranquiliza y le asegura que no corre peligro.


Durante el viaje hacia el sur de Buenos Aires, Alejandro y Máximo conversan. Máximo confirma que es un hipnotizador autodidacta y que las sesiones de hipnosis con Amira fueron reales, revelando los verdaderos recuerdos de ella. Alejandro comienza a entender que las sesiones no fueron un engaño, sino una forma de acceder al pasado de Amira.


Llegan a una mansión en Adrogué, donde Amira los recibe en la entrada junto a Dimitri, quien está aprendiendo a hablar y comportarse como un humano después de haber sido criado como un perro por Andrew. Amira guía a Alejandro y los demás a través de la casa, mostrando los lugares donde vivieron durante su encierro. Visitan el galpón donde Dimitri fue criado, el cuarto de Demien, lleno de restos de animales, y el cuarto de Amira, donde ella reflexiona sobre su tiempo encerrada.


Máximo, quien resulta ser Verde del diario de Andrew, explica cómo lograron escapar. Revela que usó la hipnosis para manipular a Andrew, obteniendo información sobre la casa y las rutinas. La noche del 31 de diciembre de 1899, aprovechando que Andrew y los demás estaban fuera, Máximo liberó a Demien, quien mató a Félix, el guardián. Luego liberaron a Amira y Dimitri, robaron dinero de Andrew y escaparon. Los primeros años fueron difíciles, pero se mantuvieron unidos, creando nuevas identidades para sobrevivir.


Alejandro, sin embargo, se siente usado por ellos, ya que lo involucraron en su venganza sin su consentimiento. Amira le responde que su ayuda no fue tan crucial como él cree, y lo guía hacia una puerta cerrada al final del pasillo. Alejandro la abre y encuentra el despacho de Andrew, con un retrato de su padre en la pared. Amira le revela que Alejandro, en realidad, es Blanco, el quinto experimento de Andrew, criado como un niño normal para compararlo con los demás. Alejandro, cuyo verdadero nombre es Dante Mastropiero, es el hijo de Andrew, al igual que ellos.


Máximo explica que estudiaron a Alejandro durante años y decidieron involucrarlo en su venganza porque también es una víctima de Andrew. Le ofrecen la oportunidad de decidir el castigo adecuado para su padre. Alejandro, abrumado por la revelación, es abrazado por sus hermanos, pero finalmente los empuja y huye corriendo de la mansión, incapaz de aceptar la verdad. Mientras corre, escucha las voces de Amira, Máximo, Dimitri y Demien llamándolo, recordándole que son hermanos. Alejandro desaparece en la noche, escapando de la realidad que acaba de descubrir.


Capítulo 52: Padre

Alejandro llega a la casa de su padre y lo encuentra leyendo un libro. Su padre, con dificultades para enfocar debido a la edad, no nota su presencia de inmediato. Cuando finalmente lo ve, observa el semblante alterado de Alejandro, quien le dice que estuvo con "ellos", refiriéndose a Andrew y los otros niños. Su padre muestra un pequeño temblor, pero finge no entender.


Alejandro, frustrado y enojado, golpea a su padre varias veces, algo que nunca creyó que sería capaz de hacer. Su padre cae al suelo y, aunque no lo ayuda a levantarse, intenta justificarse, diciendo que todo lo hizo por la ciencia y que creía que sus acciones beneficiarían a la humanidad. Alejandro lo acusa de haber secuestrado y torturado a los niños, incluyéndolo a él, y le recuerda que leyó el diario de Andrew, donde descubrió que es Blanco, uno de los experimentos.


Su padre, en un intento desesperado, le ruega que no lo entregue a los demás, argumentando que se portó bien con él y que es su padre. Alejandro saca un revólver y apunta a su padre, pero en ese momento, él recupera su actitud altiva y acusa a Verde (Máximo) de estar manipulando a Alejandro, sugiriendo que todo es parte de un plan.


Alejandro, al borde de disparar, se da cuenta de lo patético que es su padre, un hombre egoísta y triste. Finalmente, baja el arma, decidiendo no matarlo.


Capítulo 53: Madre

La señora Manino no está acostumbrada a recibir visitas a altas horas de la madrugada, por lo que se sorprende al abrir la puerta y encontrar al joven que semanas atrás le había hecho preguntas sobre su hijo desaparecido. Ella intuye que le trae buenas noticias, pero se confunde al verlo llorar y con una expresión desesperada. Piensa en invitarlo a entrar y ofrecerle algo de tomar, como unos mates, para calmarlo. Mientras el joven permanece callado y con el cuerpo convulsionado, la señora Manino comienza a entender la razón de su emoción. Un temblor recorre su cuerpo, desde los pies hacia arriba, y la impulsa a abrazarlo, besarlo y llorar. Su intuición es correcta: el joven le trae de vuelta a su hijo.


Capítulo 54: El siglo en blanco

El 25 de mayo de 1910, Buenos Aires y todo el país celebran el centenario de la república con festejos, desfiles, discursos y fiestas. La ciudad está llena de gente, y Alejandro, quien ahora también se sabe Dante Mastropiero, camina entre la multitud a codazos. Aunque sigue siendo el mismo Alejandro, ya no tiene padre, pues lo ha rechazado al descubrir su verdadera naturaleza. En cambio, ha ganado una madre con la que comparte tardes de mate.


Alejandro observa los festejos con una sensación de conexión secreta entre la obsesión de Andrew por el futuro y los discursos patrióticos que hablan de progreso. Mientras la tarde cae sobre la Avenida de Mayo, se pregunta si sus hermanos —Amira, Máximo, Demien y Dimitri— estarán entre la multitud. Ahora acepta que son sus hermanos, pero no sabe qué estarán haciendo en ese momento. La respuesta a esta pregunta la obtendrá dos años después.


Capítulo 55: Carta de Máximo Landore a Alejandro Berg

Máximo Landore escribe una carta a Alejandro Berg (también conocido como Dante) desde Berlín, el 2 de junio de 1912. En la carta, Máximo comenta que él y sus hermanos se han establecido en Berlín, donde sus estudios sobre psicología e hipnosis son bien recibidos. Amira se ha convertido en actriz y ha rechazado varias propuestas de matrimonio, prefiriendo permanecer cerca de sus hermanos. Máximo sugiere que Alejandro preste atención al cinematógrafo, ya que podría encontrarse con el rostro de Amira en alguna película.


Demien, por su parte, ha logrado canalizar sus impulsos artísticos de manera más tradicional, alejándose de su pasado violento. Dimitri, sin embargo, sigue teniendo dificultades para comportarse como un ser humano, y Amira continúa enseñándole a hablar.


Máximo expresa su sorpresa por la decisión de Alejandro de perdonar la vida a Andrew, considerando que es un castigo adecuado que Blanco, el hijo "normal", le haya dado una lección de grandeza al dejarlo vivir en soledad y pobreza. Máximo invita a Alejandro a visitarlos en Berlín, ya que lo extrañan y hablan de él con frecuencia.


Finalmente, Máximo reflexiona sobre el experimento de Andrew, admitiendo que, en cierta medida, funcionó. Él y sus hermanos sienten que representan el futuro que Andrew buscaba crear, especialmente en un momento en que Europa está experimentando cambios significativos. Máximo expresa su entusiasmo por el siglo XX y las oportunidades que traerá, concluyendo que el futuro está en blanco y todo está por hacerse. La carta termina con un saludo afectuoso de "Tus hermanos".


Capítulo 56: La oscuridad de los colores

Alejandro vive cuarenta y ocho años más después de los eventos principales, y durante ese tiempo no deja de preguntarse por el paradero de sus hermanos: Máximo, Amira, Demien y Dimitri. A los veintinueve años, se casa con Emilia, la hija de su jefe en el diario, con quien encuentra una vida normal y estable. Tienen dos hijos, María Eugenia y Juan Carlos, y Alejandro mantiene una relación cercana con su madre, doña Elma, con quien comparte tardes de mate y conversaciones.


Andrew, su padre, vive dos años más después de que Alejandro decide perdonarlo, pero Alejandro no vuelve a verlo. Andrew muere de un ataque cardíaco, y Alejandro es el único que asiste a su entierro. Años después, Alejandro le cuenta su historia a Emilia, quien al principio no le cree, pero finalmente acepta la verdad gracias a los diarios de Andrew que Alejandro conserva.


A lo largo de los años, Alejandro sigue pensando en sus hermanos, a quienes considera víctimas y asesinos al mismo tiempo. Va al cine con la esperanza de ver a Amira en alguna película, pero nunca la encuentra. También busca noticias sobre ellos en los periódicos y en el mundo del arte, pero no encuentra rastros. Durante la Primera Guerra Mundial, se pregunta qué estarán haciendo sus hermanos, pero no obtiene respuestas.


Veinte años después, decide viajar a Europa para buscarlos, pero tras seis meses de búsqueda infructuosa, regresa sin respuestas. Durante la Segunda Guerra Mundial, teme que sus hermanos puedan haberse unido a los nazis, especialmente Máximo, dada su actitud en la carta que le envió años atrás. Sin embargo, la guerra termina sin que aparezca ninguna pista sobre ellos.


Con el tiempo, Alejandro comienza a imaginar vidas posibles para sus hermanos, liberándose de la necesidad de saber la verdad. Imagina a Máximo como un profesor universitario en Viena, a Amira como una mujer mayor que aún brilla, a Demien como un artista que transforma su violencia en arte, y a Dimitri como un hombre que camina por la calle como cualquier otra persona.


En sus últimos años, Alejandro agradece la vida que ha tenido, con sus hijos y el amor de Emilia, pero nunca deja de pensar en sus hermanos. Los recuerda con los colores que Andrew les asignó: Verde (Máximo), Azul (Amira), Negro (Demien) y Marrón (Dimitri). Aunque no sabe qué fue de ellos, encuentra consuelo en imaginarlos como personas que superaron las torturas y el encierro, convirtiéndose en colores que nacen de la luz, no de la oscuridad. Alejandro, en su final, los abraza y les limpia toda oscuridad, recordándolos como seres humanos completos, a pesar de todo.





Comentários


About Todomenosleer

Join us on social media for more book recommendations, discussions, and literary insights. Connect with fellow book lovers and stay updated on the latest additions to the Todomenosleer community.

© 2023 by Todomenosleer. All rights reserved.

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
bottom of page